38 versículos sobre el amor de Dios


Hay muchos versículos que nos ayudan a comprender mejor la grandeza del amor de Dios. Podemos usar los siguientes para meditar y para dar gracias a Dios por su amor para con nosotros.

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
(1 Juan 4:7-8)

Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
(1 Juan 4:9-10)

Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
(1 Juan 4:16)

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:16)

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
(Romanos 5:8)

En aquel día pedirán en mi nombre. Y no digo que voy a rogar por ustedes al Padre, ya que el Padre mismo los ama porque me han amado y han creído que yo he venido de parte de Dios.
(Juan 16:26-27)

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
(1 Juan 3:1)

Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
(Juan 15:9-10)

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
(Efesios 2:4-5)

El Señor se encariñó contigo y te eligió, aunque no eras el pueblo más numeroso, sino el más insignificante de todos. Lo hizo porque te ama y quería cumplir su juramento a tus antepasados; por eso te rescató del poder del faraón, el rey de Egipto, y te sacó de la esclavitud con gran despliegue de fuerza.
(Deuteronomio 7:7-8)

Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad...
(Jeremías 31:3)

Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo. En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre. Que tu gran amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.
(Salmo 33:20-22)

Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes. Tu justicia es como las altas montañas; tus juicios, como el gran océano. Tú, Señor, cuidas de hombres y animales; ¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.
(Salmo 36:5-7)

Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
(Salmo 13:5-6)

Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe. (Salmo 42:8)

Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe.
(Salmo 42:8)

Pero yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios; yo confío en el gran amor de Dios eternamente y para siempre.
(Salmo 52:8)

El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.
(Salmo 145:8)

Le contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.
(Juan 14:23)

Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
(Romanos 5:5)

¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?
(Romanos 8:35)

Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
(Romanos 8:37-39)

Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor; por tu gran compasión, vuélvete a mí.
(Salmo 69:16)

Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan.
(Salmo 86:5)

Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré, y por siempre glorificaré tu nombre. Porque grande es tu amor por mí: me has librado de caer en el sepulcro. Gente altanera me ataca, oh Dios; una banda de asesinos procura matarme. ¡Son gente que no te toma en cuenta! Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad.
(Salmo 86:12-15)

El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos.
(Salmo 97:10)

El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!
(Salmo 138:8)

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. (Salmo 143:8)

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.
(Salmo 143:8)

Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!
(Salmo 143:12)

Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
(Juan 13:1)

Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.
(Juan 15:12-13)

En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
(1 Juan 3:16)

El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.
(2 Corintios 5:14)

He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
(Gálatas 2:20)

¡Den gracias al Dios de los cielos! ¡Su gran amor perdura para siempre!
(Salmo 136:26)

El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23)

Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre ama también a sus hijos. Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir.
(1 Juan 5:1-3)

Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos.
(Deuteronomio 7:9)

Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos.
(Sofonías 3:17)

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