Bosquejo de prédica para jóvenes que quieren cambiar el mundo


Idea central: ¿Cómo puedo cambiar el mundo?

Objetivo: Mostrar a los jóvenes que ellos pueden marcar la diferencia en el mundo cuando siguen a Jesús.

Texto base: Mateo 5:14-16Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ser escondida. Tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre el candelero; y así alumbra a todos los que están en la casa. Así alumbre la luz de ustedes delante de los hombres, de modo que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos. (Mateo 5:14-16)

Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ser escondida. Tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre el candelero; y así alumbra a todos los que están en la casa. Así alumbre la luz de ustedes delante de los hombres, de modo que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.
(Mateo 5:14-16)

Introducción

Con solo 6 años, un niño canadiense comenzó a recaudar dinero para ayudar a los pobres de África para que tuvieran acceso a agua limpia. Tuvo tanto éxito que a la edad de 10 años fundó su propia institución, la Fundación Ryans Well o Fundación el Pozo de Ryan. ¡Hoy, cientos de miles de personas en todo el mundo tienen acceso a agua limpia gracias a las acciones de ese joven!

Muchos jóvenes sueñan con cambiar el mundo, pero la respuesta que escuchan a menudo es: ¡no lo lograrás! Pero si amas a Jesús, la Biblia dice que eres la luz del mundo. ¡Tú puedes marcar la diferencia!

Cómo marcar la diferencia

¿Por dónde se debe comenzar? ¿Se necesita tener un talento especial, una inteligencia al nivel de un genio o una idea brillante para empezar a cambiar el mundo? ¿Cuál debería ser la prioridad: terminar con la pobreza en el mundo, mejorar la educación, reducir el crimen, encontrar una cura para el cáncer? ¿Qué estrategia se debería usar? ¿Cuánto dinero se necesitaría? ¡Las preguntas son infinitas! Pero la Biblia nos muestra el camino y nos ayuda a concentrarnos en lo que es más importante.

La Biblia tiene muchos buenos consejos para los jóvenes que quieren mejorar el mundo. ¡Lee el libro de Proverbios y encontrarás muchas enseñanzas útiles! Pero hoy vamos a analizar solo 3 principios que son fundamentales para todo aquel que quiere ser luz en el mundo:

1. Participa en el plan de Jesús para transformar el mundo

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
(Juan 8:12)

Debes brillar en el mundo porque Jesús es la luz del mundo. Solo Jesús tiene el poder de transformar todas las cosas. Pero él te invita a participar de su gran plan en este mundo.

El primer paso para cambiar el mundo es dejar que Jesús cambie tu corazón. Esto significa reconocer que no siempre has vivido de la manera correcta, agradable a Dios y que necesitas su perdón.

Cuando crees que Jesús murió para pagar la pena por tus pecados, que resucitó para darte el perdón y la vida eterna, y declaras que él es el Señor de tu vida, él te da vida nueva. Entonces una parte muy especial del mundo cambia: ¡tú!

Desde ese momento podrás participar en el gran plan de Dios para salvar a la humanidad. ¿Cómo? Obedeciendo a Dios. ¡Es así de simple! Si quieres iluminar el mundo que te rodea, debes seguir la luz de Jesús. Él tiene el plan correcto y debes unirte a ese plan.

Ora a Dios y pídele que te muestre lo que él quiere que hagas. Pon la voluntad de Dios en primer lugar. Medita sobre lo que Jesús quiere hacer a través de ti y aprende a seguir sus instrucciones. Entonces Dios te usará en su plan para transformar la realidad que te rodea.

2. No desprecies los pequeños comienzos

Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».
(Mateo 13:31-32)

Cuando escuchamos historias de éxito, a menudo solo recordamos el final. Olvidamos cómo empezó todo. Antes de tener una gran base para construir pozos de agua limpia, el pequeño Ryan comenzó a recolectar dinero haciendo tareas del hogar. Al principio no consiguió mucho dinero, pero no se dio por vencido. Poco a poco, su perseverancia inspiró a más personas a apoyar su causa hasta que se convirtió en una campaña mundial. Pero todo comenzó con un niño recogiendo monedas mientras hacía pequeños trabajos.

Comienza dando un paso a la vez

Las cosas grandes tienen comienzos humildes. Jesús nació en un establo y vivió como un simple carpintero antes de revelarse al mundo como el Hijo de Dios. Si hasta Jesús tuvo que empezar humildemente, lo mismo sucede contigo.

No esperes que todo suceda de repente. Camina paso a paso, comenzando con el lugar donde Dios te ha puesto. Recuerda que hasta que se convierte en un árbol grande, la semilla de mostaza tarda mucho en crecer y en echar raíces.

Aprende primero lo más sencillo

Las cosas pequeñas nos preparan para cosas más grandes. Cuando empezaste a estudiar matemáticas en la escuela, tu maestro no te enseñó primero trigonometría y algoritmos complejos. ¿Por qué? Porque no estabas listo. ¡Primero necesitabas aprender a sumar 1+1, 2+2! Así que no te decepciones si Dios te llama primero solo para limpiar la iglesia, o ser un buen amigo de alguien, o a obedecer a tus padres. Para dominar lo más complejo, necesitas dominar primero lo básico.

Dios valora las pequeñas cosas. Él se interesa por cada detalle, ¡incluso sabe cuántos cabellos tienes en la cabeza! Muchas veces, Dios usa pequeñas acciones para marcar una gran diferencia.

El ejemplo de Ananías y Pablo

Los Hechos de los Apóstoles nos hablan de un hombre llamado Ananías (Hechos 22:12). No sabemos mucho sobre él o lo que hizo. La Biblia solo dice que era cristiano y que, obedeciendo a Dios, oró por un hombre llamado Saulo (Hechos 9:10-17).

¡Este Saulo, también conocido como Pablo, se convirtió en un gran misionero y escribió la mitad de los libros del Nuevo Testamento! La semilla de mostaza sembrada por Ananías todavía da fruto hoy bendiciendo la vida de muchas personas.

Quizás algunos de ustedes serán llamados a ser grandes líderes que lleguen a multitudes y hagan grandes cosas. Pero si ese no es el propósito de Dios para tu vida, ¡no te desanimes! Incluso los actos cristianos más pequeños de amor y fidelidad pueden marcar la diferencia. Cada persona a la que ayudas y alcanzas con el amor de Dios es valiosa y ni siquiera puedes imaginar el impacto que eso tendrá algún día.

Nosotros nos enfocamos en lo inmediato, pero Dios ve el panorama general. Recuerda: tú eres parte de ese plan. Así que obedece a Dios, incluso en las cosas pequeñas.

3. ¡No te des por vencido!

No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
(Gálatas 6:9)

Seamos honestos, Dios no nos promete una vida fácil. Somos luz, pero vivimos en un mundo de tinieblas. Y las tinieblas luchan contra la luz. En tu misión para cambiar al mundo enfrentarás muchas dificultades y tentaciones. La presión para que te des por vencido será grande. Pero en Jesús, ¡tú eres fuerte y brillante! Y la luz disipa las tinieblas.

Perseverar significa no darse por vencido. Pero puede que te preguntes cómo puedes aguantar toda la presión sin ceder. La Biblia dice que la perseverancia es uno de los frutos del Espíritu. Esto quiere decir que la fuerza para continuar viene de Dios. Él no te deja solo en la lucha. Cuando tropiezas, él te ayuda a levantarte de nuevo. Cuando estás cansado, él te sujeta los brazos y te sostiene. Cuando estás débil, él es tu fuerza. En medio de las dificultades, pon tu confianza en Dios.

Cuando sigues a Jesús, la Biblia garantiza que todo tu esfuerzo valdrá la pena. Puede que no veas los resultados ahora, pero Dios está moviéndose y obrando. En los momentos más difíciles las raíces de tu grano de mostaza están creciendo. En medio de las tinieblas más densas, la luz brilla más fuerte. Sigue obedeciendo a Dios y haciendo el bien. En el momento correcto recogerás la recompensa.

Conclusión

Dios quiere y puede usarte para cambiar el mundo. Hoy vimos que Dios te llama para que seas luz en este mundo y te capacita para que marques una diferencia. Tú solo tienes que seguir su plan obedeciendo su Palabra tanto en las cosas pequeñas como en las grandes sin darte por vencido. Él obrará a través de tu vida.

Solo falta hacer una pregunta: ¿quieres tú marcar una diferencia en este mundo?

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