Dios es amor: estudio bíblico de 1ª Juan 4:7-9


En 1ª Juan 4:8 encontramos una verdad maravillosa sobre nuestro Dios: ¡Él es amor! El Dios todopoderoso, eterno, Creador del universo, es amor. ¿Qué significa eso? Que esa es su naturaleza y que todo lo que hace lo hace impulsado por amor.

Entender que Dios envió a su Hijo Jesús al mundo como muestra de su amor por todos nosotros, tal como leemos en 1ª Juan 4:9, nos transforma. ¡No hay, ni habrá jamás, mayor expresión de amor que el sacrificio de Jesús en la cruz!

Examinemos el pasaje de 1ª Juan 4:7-9.

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
(1ª Juan 4:7-9)

1ª Juan 4:7, el origen del amor

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. (1 Juan 4:7)

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.
(1 Juan 4:7)

Juan, autor de la carta, exhorta con cariño a sus hermanos en Cristo a amarse los unos a los otros. ¿Por qué? Porque si habían nacido de Dios y habían sido transformados por él, conocían la fuente del amor verdadero y eso debía notarse.

El versículo continúa asegurando que el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Cuando la Biblia habla sobre conocer a Dios no se refiere a saber algo de él sino a tener una relación personal con él. Esa relación estrecha transforma la vida. Un corazón entregado y sometido a Dios no permanece igual sino que se asemeja cada día más a Dios.

Por eso, cuando Dios (que es amor), nos alcanza, aprendemos a amar a los hermanos y a toda la humanidad. Recibimos el amor de Dios en nuestros corazones y su amor fluye por medio de nosotros hacia nuestros hermanos en Cristo y hacia todos los que nos rodean.

1ª Juan 4:8, la esencia de Dios

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. (1 Juan 4:8)

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
(1 Juan 4:8)

Por otro lado, es obvio que los que no aman no han tenido un encuentro real con Dios. Dios es amor, así que todo aquel que lo conoce y tiene una relación personal con él, es tocado por su amor y mostrará ese amor a su prójimo. Aunque sea un proceso lento, se irá viendo el cambio porque el anhelo del corazón será llegar a ser más como Cristo.

Podríamos pensar que todas las personas aman a alguien y sí, puede ser cierto. Pero ¿con cuál tipo de amor? Estos versículos no se refieren al amor superficial basado en las emociones o el deseo, que es tan común en nuestra sociedad. El amor de Dios es un amor sacrificial, incondicional, un amor en acción que ha estado dispuesto a dar todo por tal de rescatarnos de la muerte eterna como leemos en el versículo 9.

1ª Juan 4:9, la expresión del amor de Dios

Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. (1 Juan 4:9)

Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
(1 Juan 4:9)

El amor de Dios no es solo de palabra. Es un amor puesto en acción que ha sido mostrado a la humanidad desde el principio. Dios manifestó su amor de una forma contundente al enviar a su Hijo Jesucristo al mundo para que podamos tener vida eterna por medio de él. ¿Y cómo obtuvo para nosotros esa vida eterna? Muriendo en la cruz en nuestro lugar. Jesús, que no cometió pecado, recibió el castigo que nosotros merecíamos.

Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
(2 Corintios 5:21)

Dios tomó nuestro lugar para que podamos pasar la eternidad con él. ¡Eso es amor!

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
(Juan 3:16-17)