David y Goliat: una historia de valor y astucia (con explicación bíblica)


La historia de David y Goliat nos muestra que podemos hacer grandes cosas cuando ponemos nuestra fe en Dios y nos dejamos dirigir por él.

Goliat era filisteo y su pueblo deseaba pelear contra los israelitas. Los filisteos eran paganos y retaban con frecuencia al pueblo de Israel. En esta ocasión, decidieron levantar campo en un monte. Los israelitas se posicionaron en el monte opuesto, con el valle de Elá en medio de los dos ejércitos.

Por 40 días, Goliat salió a desafiar a los israelitas cada mañana y cada tarde, presionándolos para que escogieran un guerrero que luchara contra él. Los israelitas, sin embargo, se llenaban de miedo cada vez que escuchaban a Goliat, pues él no era un hombre común y corriente. Era un guerrero famoso y además medía casi 3 metros. ¡Todos se atemorizaban con solo verlo!

Un día, el joven David, un israelí pastor de ovejas, fue a visitar a sus hermanos que estaban en el frente de batalla. Allí escuchó a Goliat gritando y mofándose de los israelitas y preguntó por qué nadie salía a luchar contra él. La razón era clara, ¡todos le tenían miedo!

Ilustración de David y Goliat

David, recordando todas las veces en las que Dios lo había ayudado a vencer cuando algún animal salvaje atacaba a sus ovejas, se ofreció a salir y luchar contra Goliat. Él tenía fe de que, tal como Dios lo había librado de las garras de los leones y los osos, así también lo libraría de Goliat.

El rey Saúl le dio su propia armadura a David, pero le quedaba muy grande y ni siquiera podía andar. David se quitó la armadura, tomó su cayado en su mano y escogió cinco piedras lisas del arroyo. Puso las piedras en su bolsa pastoril y con su honda en su mano, se fue hacia el filisteo.

Goliat se sintió insultado: ¡lo retaba un jovencito! Se enojó mucho y comenzó a maldecir. Pero David no se dejó intimidar. Proclamó con fe que batallaba en el nombre del SEÑOR de los Ejércitos, Dios de los escuadrones de Israel, lanzó una piedra con su honda e hirió a Goliat en la frente. La piedra quedó clavada y Goliat cayó al suelo, dándose un gran golpe.

David corrió hacia él. Tomando la espada de Goliat, la sacó de su vaina y lo mató cortándole la cabeza con ella. Los filisteos huyeron llenos de pavor, mientras el pueblo de Israel comenzó a gritar lleno de valor. Persiguieron a los filisteos y los vencieron.

Explicación bíblica de la historia de David y Goliat

La historia de David y Goliat es una historia fascinante que nos enseña a confiar en el incomparable poder de Dios. El relato se encuentra en la Biblia, en 1 Samuel 17.

Los filisteos habían retado a los israelitas a la batalla. Tenían a un gigante llamado Goliat dispuesto a luchar solo contra el guerrero que escogieran los israelitas.

El ejército de Israel oía a diario los gritos y retos de Goliat, pero no encontraban una solución. Saúl, rey de Israel, ofrecía una buena recompensa para el hombre que luchara con Goliat: ¡su hija como esposa, riquezas y exención de impuestos! Pero con todo y eso, pasaban los días y no aparecía absolutamente ningún voluntario. Hasta que llegó David...

David era muy joven, probablemente un adolescente. Era el menor de los ocho hijos de Isaí y había sido ungido recientemente por el profeta Samuel como el próximo rey de Israel. Tan pronto Samuel ungió a David, el Espíritu del Señor descendió sobre él con poder (1 Samuel 16:13).

Sin embargo, ni Saúl ni el pueblo sabían nada de esto. Para ellos, David era solo un simple pastor de ovejas, el oficio que ejercía. Sus tres hermanos mayores estaban con el ejército de Israel en el frente de batalla. Como ya habían pasado 40 días, Isaí (el papá) deseaba saber si sus tres hijos estaban bien y envió a David para ir a llevar algo de comida e informarse sobre el bienestar de sus hermanos.

David, como hijo obediente que era, hizo arreglos con otro pastor para que cuidara su rebaño y se preparó para el viaje. Cuando llegó al campamento escuchó los gritos y vio a los ejércitos alinearse frente a frente, pero nada ocurrió. David fue a saludar a sus hermanos y escuchó cómo Goliat desafiaba y se burlaba del ejército de Israel. Peor aún, vio que «cada vez que los israelitas veían a Goliat huían despavoridos» (1 Samuel 17:24).

La decisión de David

David no entendía cómo era posible que nadie saliera a luchar contra Goliat, no solo por la recompensa que ofrecía Saúl, sino por los insultos que profería Goliat contra el pueblo de Dios. ¡Así que decidió ofrecerse a pelear! Los que estaban cerca de él corrieron a avisar a Saúl. ¡Por fin había un voluntario!

Saúl se acercó rápidamente y no podía creer lo que veía. ¡Era casi un niño! Imposible que se enfrentara contra un guerrero tan enorme y experimentado como Goliat. Pero David le relató experiencias que había tenido como pastor cuidando y defendiendo a sus ovejas contra animales feroces. Le contestó a Saúl con valentía y con total confianza que Dios lo protegería frente a Goliat de la misma forma en que lo había protegido contra los animales.

David se enfrenta a Goliat

Saúl intentó que David se vistiera con su uniforme de guerra, pues no quería enviarlo a pelear sin ningún tipo de protección. Le colocó su casco de bronce, su coraza y le ciñó la espada. Pero David no podía ni moverse llevando todo eso tan pesado sobre él.

David se quitó toda la armadura y decidió usar las mismas armas que usaba cuando los animales atacaban a su rebaño. «Tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo» (1 Samuel 17:40).

Cuando Goliat vio a David, se sintió ofendido. ¿Cómo era posible que enviaran a un joven sin armadura a luchar contra él? Gritó, «¿soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?», y maldijo a David.

Pero David le contestó:

Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. (...) Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos.
(1 Samuel 17:45 y 47 )

David corrió rápidamente hacia la línea de batalla con su honda en mano. Con toda la agilidad y fuerza que tenía lanzó una piedra directamente a la frente de Goliat. Debido al sorprendente impacto justo entre ceja y ceja, Goliat cayó al suelo. David corrió hasta donde estaba Goliat, le quitó la espada y lo remató con ella, cortándole la cabeza.

Los filisteos salieron corriendo despavoridos y el ejército de Israel los persiguió y saqueó su campamento.

¡Dios había liberado a su pueblo milagrosamente! Y lo hizo a través de David, el joven pastor de ovejas que confió en su infinito poder.

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