¿Has conocido una de esas mujeres que parecen brillar con una luz especial? ¿Que cuando llegan a un lugar imparten paz, gozo y optimismo? No hablamos de belleza exterior, maquillaje o ropa lujosa. Tampoco hablamos de sonrisas forzadas y practicadas. Se trata de esa belleza que refleja la paz de un corazón perdonado y enamorado del Padre celestial.
La Biblia nos anima a que, como mujeres cristianas, reflejemos el carácter de Cristo. Esto trae alegría al corazón de nuestro Padre celestial. ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué distingue a una mujer que ama a Dios? Veamos algunas de las características esenciales y esforcémonos en ser mujeres que reflejen el corazón de Dios.
1. Busca la presencia de Dios cada día
La mujer que alegra el corazón de Dios es una que reconoce su necesidad y dependencia de él. Para ella es prioritario pasar tiempo delante de la presencia del Señor cada día. Ella le entrega sus cargas al Señor totalmente confiada en que él obrará y permanece atenta en espera de su respuesta. Es humilde ante él y recibe las fuerzas necesarias para enfrentar lo que traiga el día.
2. Su identidad viene del Señor
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
(Gálatas 2:20)
Ella sabe que ha sido perdonada, no vive atada a su pasado. Vive con el gozo que trae el perdón y el saberse amada, escogida por su Padre. Reconoce que aunque en términos humanos no parezca muy especial, ella es valiosa y preciosa para Dios. Tanto, que él envió a su Hijo, Jesús, a dar su vida en la cruz por amor a ella para que recibiera la salvación y el perdón de sus pecados.
3. Obedece la palabra de Dios
Es una mujer que ama a Dios y busca su aprobación antes que la de los hombres. Ante cada situación o decisión ella le pregunta al Señor qué debe hacer y obedece sus mandatos aunque vayan en contra de lo que le dicte la sociedad.
Su anhelo es reflejar el corazón de Dios y vivir una vida de obediencia que lo glorifique a él. Vive en constante servicio a Dios y a los demás.
4. Lleva el gozo y la paz del Señor
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
(Gálatas 5:22-23)
Está llena del Espíritu Santo y busca la dirección de Dios para actuar y hablar de acuerdo con lo que él le muestra. Es una mujer que refleja el gozo y la paz del Señor. Sus palabras son bálsamo y están llenas de bondad. Su hablar trae sanidad y paz a los que la escuchan. Ella infunde ánimo y optimismo a todos los que la conocen.
5. No se deja vencer por los problemas
Es una mujer con una fe inquebrantable y un optimismo basado en su fe en Jesús. Ella confía en el poder de Dios y ante los problemas de la vida, sabe a quién acudir: a su Padre celestial. No deja que el estrés le robe la paz sino que lleva sus preocupaciones a Dios en oración y le agradece su intervención de antemano. Tiene la seguridad de que él no la dejará sola. Espera en el Señor para que le muestre cuándo moverse y qué hacer en cada situación.
¡Pidamos a Dios que nos ayude a ser mujeres que traen alegría a su corazón!
Medita en estas 12 cualidades de la mujer virtuosa.