Qué es la iglesia según la Biblia


La iglesia es el conjunto de personas que confiesan a Jesús como su Salvador y Señor. Se considera parte de la iglesia a todo aquel que ha respondido al mensaje de salvación por la fe en Cristo Jesús y decide vivir una vida de obediencia a los mandatos de Dios.

Todos los que forman parte de la iglesia de Dios tienen una misión: predicar las buenas noticias del evangelio (Mateo 28:19-20). Su propósito o llamado específico es el de ser la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5:13-16).

Podemos entender mejor el sentido bíblico de iglesia como conjunto de personas con un propósito en común, viendo algunos ejemplos del Nuevo Testamento:

Se llamaba iglesia a los que se reunían en una casa para adorar a Dios:

Saluden igualmente a la iglesia que se reúne en la casa de ellos.
(Romanos 16:5)

Cuando el Nuevo Testamento menciona la persecución que se desató contra la iglesia, se refiere a la persecución de las personas que habían aceptado a Jesús como Salvador:

Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
(Hechos 8:3)

Pedro, cuando fue liberado de la cárcel de forma milagrosa, se dirigió a la iglesia que se encontraba reunida en una casa orando por él:

Pero, mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él. (Hechos 12:5)

Pero, mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él.
(Hechos 12:5)

Entonces Pedro volvió en sí y se dijo: «Ahora estoy completamente seguro de que el Señor ha enviado a su ángel para librarme del poder de Herodes y de todo lo que el pueblo judío esperaba». Cuando cayó en cuenta de esto, fue a casa de María, la madre de Juan, apodado Marcos, donde muchas personas estaban reunidas orando.
(Hechos 12:11-12)

¿Cómo empezó la iglesia?

La iglesia comenzó el Día de Pentecostés, 50 días después de la resurrección de Jesús. Todos los seguidores de Jesús se encontraban en Jerusalén reunidos junto a los discípulos. Esperaban el cumplimiento de la promesa del Padre que Jesús mencionó después de resucitar y antes de subir al cielo (Hechos 1:3-5). Jesús les prometió el bautismo con el Espíritu Santo.

Encontramos el relato en el libro de Hechos de los Apóstoles, capítulo 2.

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
(Hechos 2:1-4)

Las personas que se encontraban cerca del edificio, entre ellos muchos judíos que venían de otros lugares del mundo y estaban de visita en Jerusalén, se asombraron al escuchar el estruendo. ¡Mucho mayor fue su asombro al escucharles hablar en sus propios idiomas!

El Espíritu Santo concedió a los seguidores de Jesús el don de comunicar el evangelio de las maravillas de Dios en idiomas que no conocían. En ese momento comenzó la expansión de la iglesia. Fue ahí que empezó a propagarse el mensaje de salvación a través de la fe en Jesucristo.

El propósito de la iglesia

¿Por qué Dios estableció la iglesia? ¿Cuál es la misión o el propósito que debe cumplir la iglesia en este mundo? La iglesia es el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-27) y él es la cabeza de la iglesia (Efesios 1:22-23). Por lo tanto, la iglesia debe reflejar lo que distingue a Dios (su amor por la humanidad) y dar prioridad a lo que él da prioridad (la salvación del hombre).

Veamos algunas de las maneras en las que la iglesia puede cumplir con este propósito.

1. Mostrar al mundo el poder del amor de Dios

Dios ama a su iglesia. En Efesios 5:25-27 vemos que el amor de Cristo por su iglesia sirve como ejemplo para los esposos. ¿Cómo se describe el amor de Cristo por la iglesia? Como uno dispuesto a sacrificarse y a dar su vida con tal de presentar a su iglesia santa y sin mancha.

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable.
(Efesios 5:25-27)

Por lo tanto, uno de los propósitos de la iglesia es mostrar al mundo el poder transformador del amor y del perdón de Dios. Nuestra vida no se queda igual después de conocer y experimentar el gran poder del amor de Dios. Nuestro día a día comienza a reflejar que vivimos para Jesús y gracias a él.

Este es el primer paso para comenzar a cumplir la gran comisión que Jesús nos dio (Mateo 28:19-20). Jesús nos dijo que debíamos ir y hacer discípulos suyos de todas las naciones, bautizándolos y enseñándoles a obedecerle.

¡Parece una tarea enorme! Pero cuando otros ven el gran cambio en nuestras vidas consecuencia del amor y del perdón de Jesús, se muestran más abiertos a escuchar nuestro testimonio y a permitir que Dios obre en sus propias vidas. ¡No seamos tímidos! Compartamos con los demás lo que Cristo ha hecho por nosotros.

2. Crecer juntos y afirmarnos espiritualmente

La iglesia primitiva dio importancia desde el principio a la búsqueda del crecimiento y la fortaleza espiritual en familia, todos juntos.

Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.
(Hechos 2:42)

Estudiaban juntos la enseñanza de los apóstoles, llenando sus mentes y sus corazones con la Palabra de Dios. Vivían en unidad y armonía. Cuando surgían los desacuerdos normales que surgen entre las personas, buscaban la dirección de Dios. Permitían que el Espíritu Santo les renovara nuevamente con su fruto (Gálatas 5:22-23) para poder obrar con amor, amabilidad, gozo, etc.

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Compartían el pan (la Santa Cena) a diario recordando el sacrificio de Jesús por la humanidad. Lo hacían en memoria de él y por amor a él. Y tomaban tiempo para la oración. Oraban e intercedían juntos los unos por los otros y por toda la humanidad, buscando dirección para salir y bendecir a los que les rodeaban.

Así debe ser la iglesia hoy. Debemos buscar activamente el crecimiento y la edificación mutua con la meta de salir y bendecir a la humanidad llenos de la presencia del Señor.

3. Glorificar y exaltar a Dios

Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.
(Romanos 11:36)

La iglesia debe mantener la vista fija en Dios, en su poder, su amor, su eternidad, su magnificencia. Absolutamente, todo lo que existe viene de Dios, existe gracias al poder creador de Dios y es para él, no para nosotros. La gloria es y debe ser siempre para él y la iglesia debe ser la primera en reconocer la inmensa grandeza de Dios.

Todo lo que nos sucede, todo lo que hacemos o logramos es gracias a la bondad de Dios. ¡Glorifiquemos y exaltemos su nombre en todo momento!

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