El Salmo 37 nos muestra que tenemos que elegir algo de suma importancia: vivir para Dios o vivir para el pecado. A lo largo de todo el salmo vemos un contraste entre la vida de los justos y la vida de los impíos. También se nos revelan las consecuencias de las elecciones tomadas por los unos y por los otros. Prestemos atención a las lecciones importantes que podemos aprender al estudiar este salmo.
Veamos los 3 temas principales del Salmo 37:
1. Buenos deseos, buenas respuestas
Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
(Salmo 37:4)
Deleitarse en el Señor significa encontrar satisfacción en él. Muchas personas buscan la satisfacción en las cosas del mundo: los bienes materiales, la fama, el poder, el pecado. Sin embargo, ninguna de esas cosas produce verdadera satisfacción. Solamente Dios nos puede satisfacer plena y totalmente.
Cuando nos deleitamos en Dios, nuestro mayor deseo es ver que se haga y se cumpla su voluntad. ¡Dios contesta ese deseo! Los buenos deseos, los que reciben el sí de Dios, surgen del amor por las cosas que le agradan a él y vienen de él.
2. Dios juzgará
Porque los impíos serán exterminados,
pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra.
(Salmo 37:9)
A veces nos sentimos injustificados porque parece que los impíos hacen lo que quieren sin recibir castigo, mientras que los justos sufren. Pero debes recordar que Dios está viendo todo. Tarde o temprano, la injusticia recibirá el castigo merecido y el bien será recompensado.
Al final, el pecado no compensa. Todo lo que viene del pecado es falsa esperanza. Pero aquellos que confían en Dios y tienen vidas que revelan su amor serán plenamente recompensados por Dios.
3. Dios protege a los justos
He sido joven y ahora soy viejo,
pero nunca he visto justos en la miseria,
ni que sus hijos mendiguen pan.
(Salmo 37:25)
Obedecer a Dios no es siempre fácil. Puede que nos toque enfrentar muchos obstáculos y hasta algunos peligros. Pero sabemos que Dios tiene el control. Cuando nuestra confianza está puesta en Dios podemos estar tranquilos. Sabemos que él nos protege, nos ayuda y nos provee lo que necesitamos para vivir.
Dios no cuida solamente de las necesidades físicas de los que le aman. Él también les da paz, honra y alegría. La vida con Dios es mucho mejor que la vida en el pecado.
¡Escoge hoy vivir para Dios!
La salvación de los justos viene del Señor;
él es su fortaleza en tiempos de angustia.
(Salmo 37:39)
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