Salmo del Día

Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.

Salmo de Hoy

Oh Dios, otorga tu justicia al rey, tu rectitud al príncipe heredero.

Así juzgará con rectitud a tu pueblo y hará justicia a tus pobres.

Brindarán los montes bienestar al pueblo, y fruto de justicia las colinas.

El rey hará justicia a los pobres del pueblo y salvará a los necesitados; ¡él aplastará a los opresores!

Que viva el rey por mil generaciones, lo mismo que el sol y que la luna.

Que sea como la lluvia sobre un campo sembrado, como las lluvias que empapan la tierra.

Que en sus días florezca la justicia, y que haya gran prosperidad, hasta que la luna deje de existir.

Que domine el rey de mar a mar, desde el río Éufrates hasta los confines de la tierra.

Que se postren ante él las tribus del desierto; ¡que muerdan el polvo sus enemigos!

Que le paguen tributo los reyes de Tarsis y de las costas remotas; que los reyes de Sabá y de Seba le traigan presentes.

Que ante él se inclinen todos los reyes; ¡que le sirvan todas las naciones!

Él librará al indigente que pide auxilio, y al pobre que no tiene quien lo ayude.

Se compadecerá del desvalido y del necesitado, y a los menesterosos les salvará la vida.

Los librará de la opresión y la violencia, porque considera valiosa su vida.

¡Que viva el rey! ¡Que se le entregue el oro de Sabá! Que se ore por él sin cesar; que todos los días se le bendiga.

Que abunde el trigo en toda la tierra; que ondeen los trigales en la cumbre de los montes. Que el grano se dé como en el Líbano; que abunden las gavillas como la hierba del campo.

Que su nombre perdure para siempre; que su fama permanezca como el sol. Que en su nombre las naciones se bendigan unas a otras; que todas ellas lo proclamen dichoso.

Bendito sea Dios el Señor , el Dios de Israel, el único que hace obras portentosas.

Bendito sea por siempre su glorioso nombre; ¡que toda la tierra se llene de su gloria! Amén y amén.

Aquí terminan las oraciones de David hijo de Isaí.

Salmo 72

Salmo de Ayer

Quiero alabarte, Señor , con todo el corazón, y contar todas tus maravillas.

Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.

Mis enemigos retroceden; tropiezan y perecen ante ti.

Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono.

Reprendiste a los paganos, destruiste a los malvados; ¡para siempre borraste su memoria!

Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciudades, y hasta su recuerdo se ha desvanecido.

Pero el Señor reina por siempre; para emitir juicio ha establecido su trono.

Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad.

El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia.

En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor , jamás abandonas a los que te buscan.

Canten salmos al Señor , el rey de Sión; proclamen sus proezas entre las naciones.

El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos.

Ten compasión de mí, Señor ; mira cómo me afligen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte,

para que en las puertas de Jerusalén proclame tus alabanzas y me regocije en tu salvación.

Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapados en la red que ellos mismos escondieron.

Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. Higaión . Selah

Bajan al sepulcro los malvados, todos los paganos que de Dios se olvidan.

Pero el necesitado no será olvidado para siempre, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre.

¡Levántate, Señor ! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti!

Infúndeles terror, Señor ; ¡que los pueblos sepan que son simples mortales! Selah

Salmo 9

Salmo de Anteayer

Señor , Dios de las venganzas; Dios de las venganzas, ¡manifiéstate!

Levántate, Juez de la tierra, y dales su merecido a los soberbios.

¿Hasta cuándo, Señor , hasta cuándo habrán de ufanarse los impíos?

Todos esos malhechores son unos fanfarrones; a borbotones escupen su arrogancia.

A tu pueblo, Señor , lo pisotean; ¡oprimen a tu herencia!

Matan a las viudas y a los extranjeros; a los huérfanos los asesinan.

Y hasta dicen: «El Señor no ve; el Dios de Jacob no se da cuenta».

Entiendan esto, gente necia; ¿cuándo, insensatos, lo van a comprender?

¿Acaso no oirá el que nos hizo los oídos, ni podrá ver el que nos formó los ojos?

¿Y no habrá de castigar el que corrige a las naciones e instruye en el saber a todo el mundo?

El Señor conoce los pensamientos humanos, y sabe que son absurdos.

Dichoso aquel a quien tú, Señor , corriges; aquel a quien instruyes en tu ley,

para que enfrente tranquilo los días de aflicción mientras al impío se le cava una fosa.

El Señor no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono.

El juicio volverá a basarse en la justicia, y todos los rectos de corazón lo seguirán.

¿Quién se levantó a defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?

Si el Señor no me hubiera brindado su ayuda, muy pronto me habría quedado en mortal silencio.

No bien decía: «Mis pies resbalan», cuando ya tu amor, Señor , venía en mi ayuda.

Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría.

¿Podrías ser amigo de reyes corruptos que por decreto fraguan la maldad,

que conspiran contra la gente honrada y condenan a muerte al inocente?

Pero el Señor es mi protector, es mi Dios y la roca en que me refugio.

Él les hará pagar por sus pecados y los destruirá por su maldad; ¡el Señor nuestro Dios los destruirá!

Salmo 94