Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta.
Te he visto en el santuario y he contemplado tu poder y tu gloria.
Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán.
Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré.
Mi alma quedará satisfecha como de un suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
En mi lecho me acuerdo de ti; pienso en ti toda la noche.
A la sombra de tus alas cantaré, porque tú eres mi ayuda.
Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene.
Los que buscan mi muerte serán destruidos; bajarán a las profundidades de la tierra.
Serán entregados a la espada y acabarán devorados por los chacales.
El rey se regocijará en Dios; todos los que invocan a Dios lo alabarán, pero los mentirosos serán silenciados.
Salmo de Ayer
En ti, Señor , busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame.
Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación.
Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre.
Líbrame de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi refugio.
En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor , Dios de la verdad.
Odio a los que veneran ídolos vanos; yo, por mi parte, confío en ti, Señor.
Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma.
No me entregaste al enemigo, sino que me pusiste en lugar espacioso.
Tenme compasión, Señor , que estoy angustiado; el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo!
La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando.
Por causa de todos mis enemigos, soy el hazmerreír de mis vecinos; soy un espanto para mis amigos; de mí huyen los que me encuentran en la calle.
Me han olvidado, como si hubiera muerto; soy como una vasija hecha pedazos.
Son muchos a los que oigo cuchichear: «Hay terror por todas partes». Se han confabulado contra mí, y traman quitarme la vida.
Pero yo, Señor , en ti confío, y digo: «Tú eres mi Dios».
Mi vida entera está en tus manos; líbrame de mis enemigos y perseguidores.
Que irradie tu faz sobre tu siervo; por tu gran amor, sálvame.
Señor , no permitas que me avergüencen, porque a ti he clamado. Que sean avergonzados los malvados, y acallados en el sepulcro.
Que sean silenciados sus labios mentirosos, porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.
Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian.
Al amparo de tu presencia los proteges de las intrigas humanas; en tu morada los resguardas de las lenguas contenciosas.
Bendito sea el Señor , pues mostró su gran amor por mí cuando me hallaba en una ciudad sitiada.
En mi confusión llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!» Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras.
Amen al Señor , todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido.
Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan.
Salmo de Anteayer
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
Yo le digo al Señor : «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».
Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,
pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía.
Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.
No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido.
Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección,
ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar.
Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna.
Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes!
«Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.
Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación».